Acerca de la gestión de conflictos de interés en los Gobiernos Corporativos
Por: Álvaro Avendaño Limardo
Los gobiernos corporativos se definen como aquellos sistemas por los cuales las compañías son dirigidas y controladas, por medio de un conjunto de normas, principios y estructuras que regulan las relaciones entre los accionistas, la administración y otros “stakeholders”, promoviendo la transparencia, la equidad y la rendición de cuentas. Los gobiernos corporativos constituyen un componente esencial en la gestión de las compañías modernas, desempeñando un rol clave en la dirección y control de las empresas. En Chile, su marco normativo se conforma – especialmente – por la Ley N°18.046 sobre Sociedades Anónimas y su Reglamento, y por las directrices de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF).
Los conflictos de interés, en tanto, representan uno de los desafíos más relevantes que deben afrontar los gobiernos corporativos. Se entienden como aquellas situaciones en que los intereses personales de los miembros de una compañía, ya sean reales o potenciales, pueden comprometer el cumplimiento de sus responsabilidades, afectando su capacidad para actuar en favor de los intereses colectivos de la empresa. En el ámbito corporativo, estas situaciones pueden manifestarse de diversas maneras, desde decisiones estratégicas que favorecen intereses particulares, hasta negociaciones que comprometen la imparcialidad de directores o ejecutivos.
La relevancia de gestionar los conflictos de interés.
La correcta gestión de conflictos de interés resulta fundamental para garantizar la confianza, el éxito, sostenibilidad y confianza en las empresas. Un conflicto de interés no identificado - o mal gestionado - puede derivar en decisiones sesgadas, afectando la objetividad de la administración y, con ello, el desempeño y reputación de la empresa. En Chile, la Ley N°18.046 impone a los directores el deber de actuar con cuidado y diligencia en favor del interés social, prohibiéndoles priorizar intereses personales o de terceros por sobre los de la sociedad.
La importancia de gestionar los conflictos de interés se relaciona, además, con el impacto que su manejo deficiente puede generar en el mercado. En efecto, la percepción de parcialidad, abuso o falta de transparencia puede minar la confianza de los inversionistas y stakeholders, además de exponer a las empresas a sanciones de diversa naturaleza.
Enfoques para la gestión de los conflictos de interés.
El manejo de conflictos de interés requiere un enfoque integral, que considere tanto aspectos normativos como culturales.
Una medida frecuentemente utilizada es la implementación de códigos de ética, que establezcan pautas claras sobre cómo identificar y abordar posibles conflictos de este tipo, promoviendo así una cultura organizacional basada en la transparencia y otros valores afines. A su turno, la declaración periódica de intereses personales, por parte de directores y altos ejecutivos de la administración, permite identificar y prevenir ciertas situaciones antes de que afecten la toma de decisiones. Además, las organizaciones pueden contar con órganos internos (como comités que supervisan las decisiones críticas y analizan los casos en que podrían surgir conflictos de interés), instancias que no solo refuerzan la transparencia y rendición de cuentas (“accountability”), sino que también funcionan como mecanismos de protección para asegurar la imparcialidad en las decisiones empresariales.
Es indispensable la promoción de una cultura ética, mediante la capacitación constante y la sensibilización respecto de las consecuencias de no gestionar adecuadamente los conflictos de interés. Con un compromiso colectivo efectivo, los intereses personales no interferirán en los objetivos corporativos.
Conclusión.
La gestión de los conflictos de interés es un componente esencial en la consolidación de un gobierno corporativo sólido y transparente. Su gestión efectiva refleja el compromiso de las organizaciones con la ética, la transparencia y la sostenibilidad.
En un entorno donde la confianza de los stakeholders es determinante para el éxito empresarial, las organizaciones deben asumir un rol activo en la identificación, prevención y gestión de conflictos de interés, fortaleciendo así su posición en el mercado, y su capacidad para generar valor a corto, mediano y largo plazo.
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El presente documento fue preparado con fines meramente informativos. No consiste en un artículo académico, ni constituye asesoría legal.